Desde La Azotea
11 de julio 2012
Seamos Sobrios
Científicos en el reino unido han admitido recientemente que tienen 150 organismos que son híbridos humano-animal.La academia de real de la ciencia el año pasado pidió paneles para considerar los aspectos éticos de la experimentación de estas quimeras y si se podrían destruir. Ahora después del hecho hay científicos que quieren evitar un posible desastre de ciencia sin moral ni ética. Lo que muchos de estos científicos no saben es que en los mas altos niveles de la comunidad científica los transhumanistas están activamente buscando quimeras humanas que no solo crean remedios para enfermedades sino que sean armas biológicas en el campo de batalla soldados con habilidades especiales que ayuden en cosas mas terribles que un ratoncito con una oreja humana en su espalda. Hemos vuelto a los días de Noe y a los posibles recipientes de satanás para la batalla final, la simiente de la serpiente. Seamos Sobrios.
UKmail.com
Suena como algo sacado de una película de ficción de Hollywood la ciencia: una raza que es la mitad de hombre mitad mono.
Pero los científicos más importantes están exigiendo hoy nuevas reglas duras para evitar que el escenario de pesadilla se haga realidad.
En un informe contundente, advierten que la investigación está cerca de empujar los límites éticos de la ciencia estos extremos y los intentos para dar a los animales de laboratorio atributos humanos debe ser prohibida.
Aunque los chimpancés y los gorilas que hablan, armados hasta los dientes están confinados a las películas, los académicos dicen que los peligros de molestar a los animales-humanos y experimentos son reales.
El profesor Martin Bobrow, un genetista médico en la Universidad de Cambridge y co-autor del informe, dijo que la sociedad necesitaba establecer las reglas antes que los científicos comenzaran a experimentar con algo que el público encontraría inaceptable.
Y agregó: "Estamos tratando de sacar esto al publico antes de que algo terrible haya sucedido."
El profesor Martin Bobrow, un genetista médico en la Universidad de Cambridge y co-autor del informe, dijo que la sociedad necesitaba para establecer las reglas antes que los científicos comenzaron a experimentar que el público encontraría inaceptable.
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