domingo, 14 de marzo de 2010

Un Día Como Hoy


El 14 de marzo de 1980 a las 2:30pm aproximadamente, fue un momento culminante en mi vida. Muchos dirían que a los 16 años pocas son las cosas que se resuelven, pero ese día no fue un día típico. Siendo un joven intelectual, mi vida fue sacudida previos a ese día especial.

Sintiéndome como un ser eterno, no podía comprender por que nuestra existencia era tan frágil.
La muerte reciente de una tía por cáncer y la muerte súbita de un tío por diabetes me confrontó con esa realidad.

Por si eso fuera poco, el cantazo más fuerte para mí vino cuando un compañero de clase de apenas 16 años murió en un accidente de auto. En mi lamento exclamé que lo único que me faltaba era morir yo. El 2 de marzo tuve esa oportunidad. En la playa de Aguadilla una corriente me llevó. Luché contra la corriente pero perdí el conocimiento.

Pensé en esos momentos: "así que aquí es que termina mi vida". Minutos mas tarde me sacaban del agua y me llevaban al hospital. Esa noche con pulmonía doble por la cantidad de agua en ambos pulmones estaba bien cerca de la muerte. La intravenosa que me suplía medicamento se lleno de aire. De pronto una enfermera intentó inyectarme con medicamentos cuando las personas que andaban conmigo detuvieron a la enfermera. Que confesó que me pudo haber matado si no la hubiéramos detenido.

Por casi dos semanas estuve literalmente en "shock". Sacudido por los eventos tormentosos de esos días. Lo más impresionante para mí era escuchar a cristianos expresando total confianza en cuanto al destino de sus almas al momento de su muerte.

Yo anhelaba seguridad eterna, no tener temor ante lo que fuera a pasar en el momento de dejar este mundo, y así fue que Dios tocó mi corazón. Como bien dice la Palabra en Hebreos 2:14

“14 Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo,
15 y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre.”

Treinta años más tarde recuerdo ese momento, y doy gracias a Dios por que me siento seguro de donde estoy y hacia donde voy. Te invito a que conozcas esa libertad, la verdad que me hizo libre.

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